jueves, 13 de enero de 2011

CHOZOS DE PIEDRA

Hoy hablaremos un poquito de una de las arquitecturas tradicionales, originales,  mejor adaptadas al medio, de la denominada  "raya hispano-lusa",  que no es otra que la de  los chozos de piedra, cuyo origen se pierde en la noche de los tiempos.  

Vinculados directamente a la ganadería, servían de refugio a los pastores que guardaban el ganado, en días de frío y lluvia, e incluso en algunos casos  sirvieron de vivienda fija, siendo estos últimos sensiblemente mayores en cuanto a tamaño, contando en ocasiones con un pequeño corral para los animales.  

Su localización geográfica es amplia y comprende las comarcas de Las Arribes, tanto del lado luso como del español (Salamanca),   la provincia de Cáceres (mas comunes cuanto mas nos acerquemos  a la frontera con Portugal), algunas zonas de la provincia de Ávila y las regiones  de Beira Alta y Baixa, del país vecino. 

Construidos con piedras del lugar, los hay de forma circular, cuadrada o incluso los que aprovechan las rocas de la zona como cubierta o pared. 

Según el lugar en el que se encuentren, las cubiertas de estos chozos varían. Así encontramos chozos  con techumbre de piedra, con techumbre vegetal o combinada, con tierra, piedras y vegetación.  

No se trata de construcciones excesivamente complicadas. Aun así, había, como en todo, profesionales que se dedicaban a realizar este tipo de chozos.
En algunas zonas de Extremadura se les  conocía popularmente como los “portugueses”, por ser los oriundos de este país los que tradicionalmente se habían especializado en realizar este tipo de obras en aquella zona.

El chozo carece de cimentación, y su construcción se iniciaba colocando en el suelo un tosco enlosado, seguido de una primera hilada de piedras dando la forma que iba a tener el  mismo. A continuación, el experto constructor iba eligiendo sabiamente las piedras, que se iban colocando,  según su forma, unas encima de otras,  lo que se conoce como técnica de la piedra seca,  hasta alcanzar la altura deseada. Se situaba después el dintel de la puerta, y se procedía a la construcción de la techumbre. 

Esperamos que si alguna vez os encontráis visitando la zona geográfica por la que se encuentra diseminada esta singular  tipología constructiva, os paréis a observarla  detenidamente, puesto que la arquitectura tradicional  constituye un patrimonio que define la identidad cultural y antropológica de las regiones donde se ubica, y es un bien a conservar y a proteger.

Desde Iberia Singular nos gustaría que este tipo de construcciones gozaran del grado de protección institucional del que gozan otras construcciones, como por ejemplo los horreos asturianos, con el fin de evitar su desaparición.

Un saludo.

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